Frente a la “tradicional” disposición de viviendas unifamiliares (la hilera de adosados) existe otra manera aún más tradicional, la CASA PATIO. En un entorno no muy amable parece conveniente cerrarse a él y abrirse hacia el interior, hacia un patio propio que es el verdadero centro de la vivienda. Y este patio ha de estar a la misma cota que el acceso y el interior de la vivienda para propiciar un uso continuo del espacio: el salón es patio y el patio es salón.
Las viviendas proyectadas se giran 90 grados a esa disposición tradicional para orientarse hacia el sur, exclusivamente hacia el sur, donde se ubica el patio. Esto rompe el esquema tradicional de viviendas en hilera, pasando a ser viviendas independientes, ligeramente pareadas tan solo por uno de sus laterales. El lado norte es completamente opaco, es la espalda de la vivienda, que se convierte en el cerramiento frontal del patio, garantizando la absoluta privacidad del mismo. Y la vivienda se abre tan solo al sur, a la orientación que garantiza sol y luz natural durante todo el año.
La planta baja y la planta superior se comunican con una liviana escalera y por una doble altura, ubicados en el centro de la vivienda, que permiten que el aire circule continuamente. Un gran ventanal se abre a esta doble altura y posibilita que el sol invernal penetre completamente al interior de la vivienda. Esta zona se caracteriza formalmente con un uso de materiales diferentes: losa de hormigón vista, escalera de chapa de acero lagrimada y barandillas de vidrio al aire.
El acabado exterior de las viviendas recuerda los barrios tradicionales de repoblación de los años 50, como el cercano barrio Girón de Valladolid: Volúmenes sencillos, huecos repetitivos, cubiertas inclinadas, casas encaladas en blanco con un zócalo pintado de gris.